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Toma de decisiones éticas




Estás en tu trabajo y descubres que un compañero está usando recursos de la empresa para su beneficio personal, como falsificar reportes de gastos para obtener reembolsos injustificados. Este tipo de situación te enfrenta a un dilema ético, que es cuando debes decidir entre diferentes cursos de acción que involucran valores morales en conflicto, como la honestidad frente a la lealtad hacia tu compañero.


Para tomar una decisión en este caso, las personas suelen pasar por un proceso que la teoría llama Toma de Decisiones Éticas (EDM). Según los estudios, este proceso puede basarse en dos enfoques principales: el razonamiento lógico (enfoque racionalista) y las emociones o intuiciones (enfoque no racionalista).


Enfoque racionalista en la vida diaria


El enfoque racionalista dice que, cuando te enfrentas a este tipo de dilemas, haces un análisis lógico de la situación. Por ejemplo:


  • Identificas el problema: ¿Está bien que tu compañero use recursos de la empresa de esa forma?

  • Evalúas las opciones: Podrías denunciarlo, confrontarlo directamente o no hacer nada.

  • Consideras las consecuencias: ¿Qué pasa si lo denuncias? ¿Podría perder su empleo? ¿Qué impacto tendría en el equipo? ¿Y si no dices nada, estás siendo cómplice?


Este análisis es lo que llamamos razonamiento moral. Es deliberado, lento y basado en valores éticos como la justicia o la equidad. Sin embargo, no siempre tenemos tiempo para hacer este análisis tan detallado, y aquí es donde entra el segundo enfoque.


Enfoque no racionalista en la vida diaria


A veces, las decisiones no se toman con tanto análisis, sino con una reacción rápida, basada en la intuición o las emociones. Siguiendo el ejemplo, podrías sentir indignación o enojo al ver lo que hace tu compañero y decidir inmediatamente que lo vas a reportar, sin detenerte a reflexionar tanto.


Este tipo de decisión viene de lo que el modelo llama intuición moral: ese "sentimiento visceral" de que algo está bien o mal. Por ejemplo, si ves a alguien tirando basura en la calle, podrías pensar automáticamente: "Eso no está bien", porque tienes un sentido moral que responde rápido, incluso antes de reflexionar.


Las emociones también juegan un papel importante aquí. Si sientes empatía por tu compañero (quizás lo hace porque está en una situación financiera difícil), podrías inclinarte a confrontarlo en privado en lugar de reportarlo directamente. En este caso, tu decisión estaría guiada más por tus sentimientos que por un razonamiento lógico.


¿Cómo se combinan estos enfoques en la práctica?


En la vida real, estos dos enfoques (razón e intuición) no siempre funcionan por separado. Muchas veces se complementan. Volviendo al ejemplo:


  1. Tu intuición inicial puede decirte que lo que hace tu compañero está mal.

  2. Después, tu razonamiento lógico podría ayudarte a decidir cuál es la mejor manera de actuar, considerando las consecuencias.


Esto es lo que los expertos llaman un proceso dual: la intuición y la razón trabajan juntas para llegar a un juicio moral más completo.


Factores que influyen en tus decisiones


Además de la intuición y la razón, hay otros factores que afectan cómo tomas decisiones éticas:


  • Factores individuales: Tus valores, experiencias y habilidades para resolver dilemas. Por ejemplo, si valoras mucho la honestidad, es más probable que reportes el problema.

  • Factores situacionales: El contexto en el que ocurre el dilema. Si trabajas en una empresa donde las reglas éticas no se respetan, podrías sentir que denunciar a tu compañero no tiene sentido.

  • Racionalización moral: A veces, justificamos nuestras decisiones para evitar sentir culpa. Por ejemplo, podrías pensar: "No es mi problema, otros también lo hacen", y así evitas actuar.


¿Qué aporta el modelo integrado (I-EDM)?


El modelo I-EDM ayuda a entender cómo estos elementos se combinan en situaciones reales. Por ejemplo:


  • Intuición: Tu reacción inmediata al problema.

  • Razón: El análisis más profundo que haces después.

  • Consulta moral: Si decides hablar con un colega o revisar el código de ética de la empresa antes de actuar.

  • Racionalización moral: Si eliges no actuar y justificas tu decisión con frases como "No tengo tiempo para meterme en problemas".


Este enfoque integrado explica cómo tomamos decisiones y también nos da herramientas para reflexionar sobre cómo podríamos mejorar nuestras decisiones éticas.


Reflexión final


La toma de decisiones éticas no siempre es sencilla porque vivimos en un mundo lleno de dilemas morales. Sin embargo, entender cómo la intuición, la emoción, la razón y los factores externos influyen en nuestras elecciones nos ayuda a ser más conscientes de nuestras acciones. En la práctica, este conocimiento puede aplicarse en el trabajo, en relaciones personales o incluso en decisiones cotidianas, como qué hacer si encuentras una billetera perdida.


El modelo I-EDM nos recuerda que, aunque nuestras decisiones nunca serán perfectas, podemos trabajar para hacerlas más éticas y responsables, equilibrando nuestras emociones con un razonamiento lógico sólido.

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