Camina el flaco por la calle de adoquines,
Con sus pelos al viento y su guitarra a cuestas.
Busca inspiración mirando las casas viejas,
de grandes ventanales y murales de piedra.
¡Martin cantame un rock!
le grita una anciana al verlo pasar.
Pero Martin se sentía bloqueado,
se prende un cigarro y camina un poco más.
Llega a un barrio con casas de colores,
Y camina la costa de un río quieto y sin pasiones.
Estático como su corazón desde hace 3 noches,
Cuando Lucía lo abandonó por perseguir sus ambiciones.
La bifurcada lo dejo perplejo,
A lo lejos escucha un blues y con él un par de versos.
Toma entonces su guitarra y sigue los acordes con sus dedos.
El flaco encontró motivación en los parlantes de un falcón viejo.
Es cuando emprende entonces el camino de regreso,
vuelve esta vez con inspiración y calor en sus dedos.
Listo para tocar ese rock que le pidió su vecina de San Telmo.
Las bifurcaciones en el camino son parte del progreso.
Pues el amor es tan hermoso como incierto.
Improvisa el flaco un rock and roll para Lucía,
que quizás ella escuche con el tiempo.